Después de cortejar a la azafata Yoriko (Chieko Matsubara, Tokyo Drifter), el fotógrafo de guerra Hondo (Akira Kobayashi, Batallas sin honor y humanidad) la ve secuestrada por un equipo de asesinas mortales que usan discos de vinilo como armas. Al investigar su paradero, Hondo descubre una conspiración para robar un alijo enterrado de oro de la Segunda Guerra Mundial. Pronto debe esquivar a los ninjas bailarines go-go y las balas de chicle para salvar a Yoriko, cuyo secreto familiar está ligado al tesoro escondido. Tan elegante e inventiva como las obras más salvajes de su mentor Seijun Suzuki, la parodia de espías de Yasuharu Hasebe es una llamativa delicia pop de la década de 1960 que se encuentra a la altura de Modesty Blaise de Joseph Losey y Danger: Diabolik de Mario Bava.
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